27.3.06

España reclama a China mayor seguridad jurídica para invertir

(El País, 27-03-2006)
Infraestructuras, telecomunicaciones, gestión del agua, alimentación... Son sectores estratégicos para la inversión extranjera en China, y el Gobierno español quiere dar un impulso a la presencia de empresas en el país. Para conseguirlo, el Ejecutivo y un grupo de firmas han pedido a Pekín un marco jurídico más seguro para sus inversiones. España tiene invertidos 1.050 millones de euros, muy lejos de la cabeza en la inversión extranjera.

China se ha convertido en el principal destino de los negocios de todo el mundo, pero España ha quedado rezagada en la carrera por participar en la apertura de la que ya es la cuarta economía del mundo. "No estuvimos cuando tuvimos que estar, en la primera oleada de inversiones; llegamos tarde", señalaba (en un claro reproche al Gobierno del PP) la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, de visita en Shanghai, para clausurar el III Foro China-España (creado en 2000 para estrechar las relaciones entre ambos países), y Pekín la semana pasada. Las empresas españolas pueden haber perdido el primer tren chino, pero algunos de sus representantes han dejado claro en ese foro que, sin mayor seguridad jurídica, el riesgo es demasiado grande.

Sólo el 0,32% de las importaciones chinas procede de España, que el año pasado exportó mercancías por 1.499 millones al país asiático, mientras éste vendió al mercado español productos por 11.640 millones. Se trata de un déficit comercial récord. España tiene invertidos unos 1.050 millones en China, una cifra que la aleja de los puestos de cabeza de la lista de inversores extranjeros, liderada por Hong Kong, las islas Vírgenes (clasificado como paraíso fiscal) y Japón.

Varias razones explican esta escasa presencia. Las empresas españolas se han centrado tradicionalmente en América Latina y la Unión Europea. Para aumentar esa presencia, el Gobierno está desarrollando un plan dotado con 690 millones para apoyar técnica y financieramente a las empresas.

"También es necesario un marco jurídico estable", advierte Julián Núñez, director gerente de Seopan (que agrupa a las grandes constructoras españolas). "Las empresas estamos dispuestas a invertir en China, pero queremos un marco estable", afirma Manuel Manrique, consejero delegado de Sacyr Vallehermoso. Quieren más seguridad en los contratos, un registro de la propiedad y respeto real por la propiedad intelectual.

En legislación, está todo por hacer en China. El establecimiento de ese marco jurídico estable ha sido uno de los temas que el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos -que inauguró este foro el martes pasado-, tenía previsto discutir el jueves en Pekín con el primer ministro chino, Wen Jiabao. "Las autoridades chinas son cada vez más conscientes de que hay que avanzar en este tema", dijo.

Comunismo y capitalismo no suelen combinar bien. "China tiene una Constitución marxista, pero quiere ser una economía abierta", explica Antonio Garrigues, presidente de Garrigues Abogados y Asesores Tributarios, que también ha participado en el foro y acaba de abrir oficina en Shanghai. Garrigues colabora con las autoridades chinas en la construcción de un modelo jurídico que, a su juicio, será finalmente una mezcla del europeo (basado en la ley) y el estadounidense (basado en la jurisprudencia).

No faltan oportunidades. La construcción está en pleno apogeo, con grandes proyectos en marcha. El más llamativo es la presa de las Tres Gargantas, pero se planean también miles de kilómetros de autopistas y ferrocarril, además de los Juegos de Pekín 2008 y la Expo de Shanghai 2010.

Las principales empresas del sector español de las infraestructuras están o han estado en la zona. Sacyr gestiona dos depuradoras y una incineradora en Macao, donde está a punto de conseguir una desalinizadora y está construyendo el mayor casino del mundo. El Grupo ACS, a través de Dragados, tiene la gestión de los contenedores del puerto de Pekín desde 2003.

Acciona lleva 14 años construyendo en Hong Kong puentes, trenes, metros y autopistas. También en Hong Kong, el fabricante de ferrocarriles CAF suministró los trenes de la línea que va al aeropuerto, y la alta velocidad es el objetivo a medio y largo plazo.

"China es un mercado difícil; hay que trabajar con mucha tenacidad y constancia", admitía estos días Magdalena Álvarez, que se ha reunido con varios miembros del Gobierno chino.