3.1.07

Nigeria: un país raptado por las transnacionales del petróleo

Una guerra de baja intensidad está devastando al país.
Roma, 30 de diciembre de 2006

A Sud difunde un análisis y lanza un llamado a la sociedad civil. Porqué la responsabilidad es también italiana. Desde nuestro surgimiento como Onlus hemos trabajado sobre conflictos sociales y ambientales y sobre la expropiación por parte de las transnacionales de los recursos donde éstas operan, promoviendo campañas y acciones para la defensa de los bienes comunes, para la protección de las forestas primarias y de las culturas originarias, para el reconocimiento de la deuda ecológica del Norte hacia el Sur del mundo y para la democratización de las instituciones internacionales. Hemos denunciado los efectos que las transnacionales y los megaproyectos provocan sobre el medio ambiente y a las poblaciones: contaminación, empobrecimiento, deportaciones y, en algunos casos, verdaderos genocidios. En los últimos años hemos buscado contactos e informaciones sobre una realidad nueva para nuestra asociación: África y en particular Nigeria. Nigeria, con sus 150 millones de habitantes (uno de cada cinco africanos es nigeriano), es el país más poblado de África; y es la paradoja de un país que es el octavo productor de petróleo en el mundo y que se ve obligado a importar la gasolina para sus pocos coches. En el Delta del Níger, donde se extraen 2,5 millones de barriles de petróleo cada día, hay más de 20 millones de nigerianos que viven con un dólar por día.

Aquí, en un ecosistema fluvial muy frágil entre antiguas etnias y gran biodiversidad, las poblaciones vivían de agricultura y pesca. Ahora ya no. Las llamas de las explosiones causadas por el fenómeno del gas flaring (que consiste en quemar a cielo abierto gas natural conectado a la extracción del petróleo en bruto), provocan contaminación y destrucción ambiental. Con el gas flaring se esparcen en el aire toxinas contaminantes como el benceno que han provocado un aumento exponencial del cáncer y de enfermedades respiratorias entre las poblaciones locales. En el país han entrado en menos de cuarenta años 320 mil millones de dólares con las regalías del petróleo extraído. Y este es uno de los lugares en donde se funda el "nivel de vida del occidente". Desde ahí salen hacia nuestras costas los emigrantes que luego acaban encerrados en nuestros CPT (Centros de Permanencia Temporal). Allí trabajan, con sueldos exorbitantes por causa del "riesgo" que corren, los técnicos extranjeros de las transnacionales extranjeras. Allí se matan entre sí los nigerianos que se rebelan a esta situación y los que están armados por las milicias mercenarias y pagadas por las transnacionales.

Hoy Nigeria es el quinto exportador de petróleo a Los Estados Unidos. El fin de la dictadura en 1999 no trajo grandes beneficios. El país continúa siendo muy pobre y el Delta esta lleno de bandas armadas que sobreviven del contrabando del petróleo robado en los pozos. En los primeros años noventa, el poeta nigeriano Ken Saro Wiwa y el pueblo Ogoni se movilizaron organizando en enero de 1993 un encuentro en donde participaron alrededor de 300 mil personas del pueblo Ogoni para protestar en contra de la Shell. El 10 de Noviembre de 1995, Ken Saro Wiwa y otros ocho con-nacionales fueron colgados con la justificación de un falso proceso, condenados por "homicidio legal" por el entonces primer ministro británico John Major.

La lucha ha seguido en los años. Con acciones no violentas como la de las mujeres de di Ugborodo y di Amukpe que en 2002 y en 2003 ocuparon algunas plataformas, o como el bloqueo pacífico organizado por la comunidad Opherin en 2004. Con el tiempo, el conflicto se ha ido haciendo siempre más violento. Primero llegaron los sabotajes, luego los ataques armados, los homicidios y los raptos de los contratistas extranjeros, una escalada que está haciendo siempre más caro trabajar en el Delta. Se gastan millones de dólares en armas, ejércitos privados y para corromper a los lideres locales y dividir las comunidades. En Nigeria opera la empresa italiana ENI, que nunca ha reconocido que en el Delta hay una emergencia y que se limita en definir "bandidos" a los que en realidad son guerrilleros. No se trata solo de una cuestión de términos. Bandidos implica la presencia de la policía nigeriana (una de las más corruptas del mundo). Guerrilleros en cambio implica un problema político. Nigeria es tierra de conquista por parte de las transnacionales del petróleo desde hace por lo menos cuatro décadas. Shell, Chevron-Texaco y ENI, sobretodo. La Shell ha sido recientemente condenada por la Suprema Corte nigeriana a compensar a las poblaciones del Delta con 1,5 mil millones de dólares por los daños provocados.

Hoy, a los guerrilleros del Movimiento de emancipación del Delta del Níger (Mend) son los principales responsables de las acciones de sabotaje armado de las instalaciones de las transnacionales. Las demandas del Mend son sencillas: fin del acaparamiento indiscriminado del territorio; repartición más equitativa de las riquezas petroleras; pago de la deuda ecológica; fin de la presencia militar. El ejército nigeriano se ha distinguido por la brutalidad de la represión. En el mes de Agosto, después de que se cerró el dialogo por la debilidad del gobierno frente a las transnacionales (que no quieren ceder en nada), el ejercito ha empezado una serie de operaciones de represión. Decenas de civiles han sido matados y comunidades al completo, acusadas de apoyar a los guerrilleros, han sido destruidas. Creemos que es necesaria una mayor atención hacia la realidad de la Nigeria y en particular del Delta del Níger. Es necesario que en Italia, y no solamente, se escuchen las denuncias del pueblo nigeriano. Y que muchas voces, desde los movimientos, las asociaciones, la sociedad civil, se unan a sus demandas. Pedimos a los diputados y a los senadores italianos una toma de posición inmediata. Pedimos una audiencia parlamentaria de la empresa ENI frente a la comisión de asuntos exteriores y de derechos humanos sobre la situación nigeriana y sobre sus acciones en este país. Tenemos que parar esta guerra de baja intensidad, hoy desconocida, que podría volverse algo devastadora para todo el continente africano.


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